Y hoy miro hacia adelante y me inquieto. Hay ciertas cosas que perturban y confunden. Es que a veces no llegar a ver el horizonte genera paz y alivio, pero hay otras que causan incertidumbre. Es ahí cuando comienza a preocupar el no saber que habrá después. Por momentos todo es tan vertiginoso que pareciera estar caminando sobre la cornisa a punto de caer.
No hay verdades absolutas, ni garantías de nada, sobran inquietudes, y faltan certezas. Sigo convicciones aunque nacen inseguridades y dudas. Pero el miedo fortalece y la duda despierta el saber. Los desafíos despiertan ambiciones, encienden las pasiones, estimulan los sentidos.
Por eso no me detengo y sigo viaje. Con pasos firmes y pisando fuerte avanzo. Dándole tiempo al tiempo que todo decanta por su propio peso. Confiando en los procesos. Rumbo hacia el abismo, sin brújula y con destino incierto.