Un viaje hacia lo desconocido por mí,
pero tan explorado por mis sueños.
Un lugar de fantasía llevado a la realidad.
Una ciudad con un encanto especial.
Un escenario que roza lo ideal.
La capital de esa bella región
conocida como Bohemia.
Donde las princesas y los duques se hacen presentes.
Donde el Castillo de Praga es testigo de las novelas
que Franz Kafka bien supo escribir.
Donde su belleza recorre las calles y se pierde en pequeños callejones
aquellos caminos de piedras que suben y bajan esfumándose.
Con su castillo en la colina y la famosa estatua del puente,
que combinado con su arquitectura medieval, gótica y barroca
la convierten en un sueño tan pintoresco y romántico,
algo imaginario, por no decir irreal.
En aquella fábula pude comprender
que el origen de algunos cuentos,
los encantos y embrujos,
los hechizos y la magia
están basados en esta ciudad...
Pero al subirme al tren y marcharme de allí
miré hacia atrás y supe que
algún día volveré a ser
la princesa que nunca fui...
